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¿Cómo saber?, ¿Es qué alguien las ha estado contando?, ¿Es qué alguien podía percatarse de las veces en que sucedía con solo hechar un vistazo en mi interior? ¿O sólo pasaban por alto todo, al ver la máscara, calcada en mi rostro que escondía la realidad del momento? Sí, la realidad del momento. Vista por mi, por mis ojos, 'lo magnificas todo, es la edad' dicen aquellos especialistas en el tema, mis ojos exageran todo lo que ven, ¿Era eso verdad? De gente que solo solo escuchaba decir estar dispuesta a tenderme su mano, resivía siempre la misma respuesta, ¿Es qué nadie podía decirme por qué? Tenía un corazón blando, eso debía admitirlo, al mínimo sentimiento de dolor que pudiera éste sentir, se lastimaba. ¿Es qué nadie podía decirme por qué caía? No estaba del todo segura de haberme levantado, todas las ocaciones en las que caí, por eso ahora existían esas cicatrices, débiles aun casi transparentes que dejaban entrever imágenes y recuerdos de ese lugar al que llegaba a parar todas las veces en las que caía. Éstas se repartían en el órgano que me mantenía viva, aquel que bombeaba la sustancia escencial para mantenerme con los ojos abiertos y percatandome de todo lo que sucedía, sintiendo absolutamente,todo. Sonrisas faltaban para poder restaurar lo rasgado por el tiempo, y esas incondicionales caídas, era un suave manto que lo cubría, con capasidad de romperse muy facíl, para así volver a estrujarse y volverse aun mas vulnerable al sufrimiento. ¿Tendría qué vivir con eso todo el tiempo que me llevara la vida? Depronto así me hundí, como una sencilla flor que a la más mínima carencia de aquello escencial que requeria para vivir, crecer sana y con toda la belleza, la jenuinidad de su presencia en este mundo, se marchita, sin dar aviso alguno, de pronto su hermoso color que la caracterizaba comienza a extinguirse, poco a poco se van las fuerzas, como en el desierto, el viento arrastra la arena a ese lugar inexistente, invisible, intentas recuperarlas, difisil se te hace o simplemente estas tan exhauta que prefieres quedarte asi, tal como estas, esperando que sea lo que venga, con los ojos cerrados, y el único indicio del que te percatas te hace saber que sigues aquí viviendo, es la pequeña fracción de aire que entra y sale por tus pulmones, y el latido cansado de ese órgano, protagonista , que en cada monótono y forzoso latidó, pide solamente descanzar, ya no más, porfavor. Es esa voz que en algún momento te ruega diciendo: ya basta.
Y así comenzé a caér a ese lugar, el cual el primer día pisé, y pedí a Dios no volver a respirar su aire ni sentirlo a mi al rededor. Pienso que no pudo escucharme.

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